Sunday, November 06, 2005

La Venguardia (Spanish Media)

Treinta años después, el Sahara Occidental se mantiene entre el estancamiento político y la tensión social
CARLA FIBLA - 06/11/2005Aaiún. Servicio especial Hace treinta años la fiebre nacionalista hacía vibrar a los marroquíes. El Sahara era una esperanza, la patria, un futuro. Hoy, en la época de la mundialización, del paro de los licenciados, de la inmigración clandestina hacia Occidente, la fiebre del nacionalismo de los marroquíes hace aguas. "¿Acaso vibra aparte de ciertos partidos de fútbol?", inquirió en un análisis recientemente publicado en el semanario independiente Le Journal Hebdomadaire el historiador Mustafa Buaziz. La marcha verde, meticulosamente estudiada por el difunto rey Hassan II durante dos meses y gestada con el apoyo de Estados Unidos en Londres, fue lanzada el 16 de octubre de 1975. La Corte Internacional de Justicia de La Haya publicó un aviso consultivo respecto al problema de la pertenencia del Sahara Occidental, tras haber recibido en diciembre de 1974 un informe de la Asamblea General de la ONU. En la comunicación se respondió que no había lazos de soberanía con Marruecos ni con Mauritania sobre el territorio, aunque se admitió que existían lazos de unión con los sultanes de Marruecos mediante las tribus que llegaban en sus nomadeos hasta el territorio marroquí. Por lo que nada impedía la autodeterminación saharaui. Pero, tal y como ha ocurrido reiteradamente durante los últimos 30 años, las interpretaciones con relación a este contencioso llevaron en 1975 a Hassan II a considerar que la respuesta de la Corte Internacional de Justicia "abría las puertas jurídicamente" a Marruecos y que "reconocía que el Sahara nos pertenecía", y en el 2005 su sucesor, el rey Mohamed VI, estudia una amplia autonomía para resolver definitivamente el conflicto en la que se respete la soberanía y la integridad del territorio marroquí. Al grito de "sólo nos queda ir hacia nuestro territorio" y la perfecta organización de camiones con 350.000 hombres y mujeres equipados con el Corán, fotografías del rey Hassan II y banderas marroquíes, la marcha verde partió de Tarfaya (situada 100 kilómetros al norte de El Aaiún), en una demostración de que el sistema puso en marcha todo su arsenal. El himno nacional de Al Masira (que en árabe significa la marcha) es una reliquia del pasado en las calles del actual Sahara. Apenas tres días antes de la celebración, operarios de la Administración decoraron con banderas nuevas las avenidas principales y envolvieron edificios oficiales con largas tiras verdes con el símbolo de la corona real. Desde que Mohamed VI subió al trono, en 1999, ya no se celebran desfiles ni se muestra de forma ostentosa esta celebración, que para una parte de la población del Sahara fue el principio de la marcha negra.Además, la histórica unión de los líderes políticos del nacionalismo en 1975, Allal El Fasi y Abderrahim Buabid, quienes concretaron con Hassan II el "consenso nacional" sobre el Sahara Occidental marroquí, tiene en la poco creíble clase política actual un tibio reflejo que apenas ha logrado renovarse en este trigésimo aniversario de los hechos. Pero quizás el mayor fracaso de estas tres últimas décadas en el territorio ha sido el constante engaño a la población sobre que un día se celebraría un referéndum de autodeterminación.